Desesperado y moralmente derrotado
Por Mónica Camarena Crespo
El presidente Andrés Manuel López Obrador se está asumiendo moralmente derrotado, su feroz campaña en contra del periodista Carlos Loret de Mola no es otra cosa que una vengativa embestida por la daga en que se convirtió la “casa gris” de su hijo mayor.
La última exhibición de la desesperación fueron las lágrimas que derramó cuando narró el presunto acoso del que habían sido objeto sus hijos; martirizar de esa manera dimensiona el daño moral que asume y que sabe irreversible.
El mismo acepta a diario desde que se publicó la investigación de Latinus y Mexicanos Contra la Corrupción, que el daño moral está hecho ante la exhibición de la vida de lujos de su hijo mayor, sin poder justificar su fuente de ingresos y con claros conflictos de intereses.
Otro deleznable acto que protagonizó el mandatario y que atenta con ilegalidad a la libertad de expresión, fue la de exhibir la solicitud que le hace al Instituto Nacional de Transparencia (INAI) en donde pide investigar a Loret de Mola, socios y familiares.
Es un despropósito más, pues el INAI es una institución para que cualquier ciudadano pueda obtener información pública de “cualquier autoridad en el ámbito federal, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos, fondos públicos y sindicato; o cualquier persona física, moral que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad”, es decir que los sujetos obligados entreguen la información pública solicitada por los particulares.
Ha sido una constante del presidente la violación de varias leyes en este episodio que lo muestra iracundo y dando patadas de ahogado. De acuerdo a barras de abogados AMLO ha violado el artículo 16 de la Constitución al difundir datos personales del periodista Carlos Loret de Mola, porque con ello, se violan los derechos humanos y la protección de datos.
También violó el artículo 69 del Código Fiscal de la Federación, que establece el derecho de los contribuyentes al secreto fiscal.
Hoy el enemigo es Loret, mañana puede ser cualquiera, el peligro es inminente con un presidente pisoteando a diario las leyes.
El “no somos iguales” es una frase ya inservible para AMLO, su familia y su proyecto de nación. La bola de nieve sigue creciendo día a día por la boca del propio presidente que decidió defenderse de la peor manera, con una fallida estrategia para tratar de limpiar el camino que llevó al destape de posibles actos de corrupción en el seno de su familia y que seguirán dando mucho de qué hablar e investigar.
@monicamarena