Al cumplirse la mitad del sexenio, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez aseguró que haber mantenido los principios de “combate a la corrupción”, quitar “privilegios” y “no traicionar al pueblo” permitió tener los recursos económicos suficientes para enfrentar las adversidades provocadas por décadas de políticas neoliberales.
Ello, a pesar de que datos de organizaciones civiles, organismos internacionales y nacionales de defensa de derechos humanos y hasta del propio gobierno federal colocan a Veracruz en los primeros lugares en violencia contra las mujeres, en secuestro y desaparición forzada de personas, en feminicidios, en tasas de defunciones asociadas a la covid-19 y entre las peores en cuanto a desempeño laboral.
El mensaje del gobernador de Veracruz con motivo de su tercer informe de labores desde el teatro “Nezahualcóyotl” de Tlacotalpan fue un show político en el que la presencia de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, como representante del presidente Andrés Manuel López Obrador, avivó el futurismo sucesorio y que se convirtió en un “carnaval” en el que la nueva clase gobernante “desfiló” por las calles como un derroche de autoindulgencia, asumiendo exactamente la misma clase de privilegios que caracterizaron a gobiernos anteriores y que aseguran haber desterrado.
Mientras García Jiménez destacó especialmente que su administración “ha reconocido el papel de las mujeres” y que “ya no es como en el gobierno que me antecedió, donde solaparon la agresión a las mujeres al nivel más alto”, la propia Comisión Nacional de Derechos Humanos ubicó a la entidad como el segundo lugar nacional en feminicidios.
“Queremos que este mensaje llegue a todos los rincones del estado, que alcance los oídos de aquella niña que está marginada, es humilde y quizá esté siendo obligada a olvidarse de sus sueños y aspiraciones. En Veracruz se reconoce a las mujeres, puedes soñar y realizarte libre”, dijo Cuitláhuac García.
En cambio, dejó hasta en un tercer o cuarto plano las obras del gobierno estatal, que se reducen a caminos vecinales de corta extensión, mientras que en materia de inversión, la más importante la realiza Braskem-Idesa, filial de la brasileña Odebrecht.