Agarrados del pescuezo
Por Javier Solórzano Zinser
La Reforma Eléctrica ha provocado que el Presidente tenga de nuevo en la mira al PRI.
El tricolor le es fundamental para la aprobación de la controvertida reforma y como en más de algún sentido López Obrador tiene elementos para señalar al PRI, en el otrora partidazo andan entre asustados, preocupados y sin saber bien a bien por dónde entrarle y hacia dónde moverse.
La crisis del PRI viene de tiempo atrás. Fue atemperada ante el hartazgo que provocaron 12 años de panismo en la Presidencia; sin embargo, el sexenio de Peña Nieto los llevó de la gloria al infierno. Su administración acabó por ser uno de los factores del triunfo de López Obrador.
El tabasqueño ganó por la buena y de manera contundente, pero por ahí debería de escribirse en la historia que algo le tiene que “agradecer” al PAN y PRI e incluso al PRD.
Pocos conocen estando fuera del PRI al partido de manera tan acuciosa como el tabasqueño. No solamente es por su larga militancia en el tricolor, sino porque en su entorno están un buen número de expriistas que se encargaban de operar todo lo habido y por haber para ganar elecciones o para mantenerse en el poder.
A esto se suma el desprestigio y desconcierto que acompaña al PRI. No sólo se debe a que se haya ido diluyendo, sino también a la pérdida de poder real derivada del hartazgo ciudadano. Hoy el PRI, para buena parte de la población, es sinónimo de corrupción, trampa, desprestigio y hasta decadencia.
En el imaginario colectivo poco o nada cuenta que quienes hoy están en el poder tengan su muy alta dosis de priistas y que les dé por recordar y actuar como si fueran del partidazo en los años 60 y 70.
El Presidente sabe que el PRI lleva un rato entre la espada y la pared. Tiene claro que tiene cola que le pisen y cuando se olvida en el imaginario colectivo él se encarga de recordarlo.
En los últimos días ha enviado mensajes para que no se olvide lo que fue el tricolor. Recordó a Raúl Salinas de Gortari, colocó a los priistas en la disyuntiva de decidir entre Lázaro Cárdenas y Carlos Salinas, y a menudo no deja de poner en la mesa a personajes como el extitular de Gobernación Osorio Chong, hoy senador.
Se trata de recordarle a los furibundos seguidores del Presidente, otrora muchos de ellos expriistas, lo que significa el PRI y hacerle ver a los propios priistas lo que se les puede venir si no apoyan su proyecto de Reforma Eléctrica; aunque se pavoneen con aquello de que “al PRI nadie lo presiona”.
Ayer Claudia Ruiz Massieu dio la cara por lo que queda del PRI. Aseguró que no apoyarán la propuesta del Presidente, argumentando razones que desde donde se vea resultan atendibles. La cuestión es que la senadora no necesariamente habla por la dirección priista, la cual hoy está más cerca del Presidente que de los propios priistas.
La dirigencia del PRI se está inventando una serie de mesas para debatir la Reforma Eléctrica del Presidente. El reto es mayúsculo, porque muy probablemente va a acabar debatiéndose sobre el destino del partido antes que llegar a conclusiones sobre la reforma.
Es paradójico, por decirlo de alguna manera, el hecho de que al inicio del gobierno de Peña Nieto se haya aprobado una reforma en la materia y ahora estén pensando en un proyecto total y definitivamente distinto.
En algún sentido el Presidente tiene al PRI agarrado por el cuello. Decida lo que decida el tricolor va a estar en medio de situaciones que le pueden agudizar su crisis.
Si apoya a López Obrador se acabó la alianza con el PAN y PRD que le dio vida en el pasado proceso electoral. Si no se suma a la reforma el Presidente les va a presionar todavía más el pescuezo.
La decisión es destino.
RESQUICIOS
Asuntos a atender esta semana. Se asegura que se presentará un informe sobre narcotráfico con nombres y apellidos por parte de la DEA. El nombre del programa que sustituirá a la Iniciativa Mérida es Entendimiento Bicentenario, vaya a saber lo que querrán decir con la nueva denominación.