Pautas para la hibridación de la investigación y el posgrado

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Alberto Ramírez Martinell

En la primera entrega de esta serie de reflexiones sobre la hibridación de la docencia, de la investigación, de la tutoría y de la gestión en la educación superior, evidencié la necesidad de consensuar un plan institucional, estatal o nacional para la hibridación de la educación superior (https://www.educacionfutura.org/plan-general-para-la-hibridacion-de-la-educacion-superior/) en el que a partir de pautas y reflexiones colegiadas se trazaran los caminos conducentes para la ejecución de las funciones sustantivas de las IES considerando lo mejor de las modalidades educativas presencial y no presencial. En esta entrega propongo una visión renovada de la investigación a partir de su hibridación con elementos, insumos, sistemas, estrategias y prácticas propias del entorno digital.

Las universidades públicas federales, estatales, con apoyo solidario, institutos tecnológicos, universidades tecnológicas, politécnicas, interculturales y escuelas normales suelen concentrarse en la docencia, dejando a la investigación en un orden secundario de importancia.

En la Universidad Veracruzana, por ejemplo, los reportes estadísticos de 2020 de profesores (https://www.uv.mx/informacion-estadistica/files/2021/01/05-Academicos_2020.pdf) y estudiantes (https://www.uv.mx/informacion-estadistica/files/2021/01/04-Alumnos_2020.pdf) indican que en las cinco regiones de la institución hay 4168 profesores de tiempo completo, medio tiempo y por asignatura, que se encuentran distribuidos  44% en Xalapa; 21% en Veracruz-Boca del Río; 11% en Coatzacoalcos – Minatitlán; 12% en Poza Rica – Tuxpan; y 12%  en la región de Córdoba-Orizaba. La distribución de la matrícula de licenciatura en el Estado tiene un comportamiento similar con 40% en Xalapa; 22% en Veracruz-Boca del Río; 10% en Coatzacoalcos; 13% en Poza Rica – Tuxpan; y 14% en Córdoba Orizaba. Estos datos nos pueden servir para indicar que la proporción de profesores por estudiantes en la UV es de 1 profesor por cada 15 estudiantes.

En lo relativo a la investigación en la UV, los anuarios dicen que de los 520 investigadores de la UV que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el 88% se concentra en Xalapa (73%) y en Veracruz- Boca del Río (15%); quedando solamente 14 investigadores en Coatzacoalcos-Minatitlán; 23 en Poza Rica-Tuxpan; y 25 en Córdoba-Orizaba. La proporción de investigadores por estudiantes en la UV es de 1 investigador por cada 124 estudiantes. Aunque esta proporción cambia al considerar las cuestiones regionales, que para el caso de Coatzacoalcos – Minatitlán estaría dada por 1 investigador por cada 464 estudiantes. Lo que demuestra que la UV, como la gran mayoría de las IES del país, es una universidad de docencia, y que la investigación está lejos del grueso de la comunidad académica. La matrícula de posgrado en 2020 en la UV alcanza 696 estudiantes que representa el 1% del total de la matrícula de la máxima casa de estudios de Veracruz y su presencia en el Estado se comporta de manera parecida a la distribución de investigadores por región.

La investigación es una actividad que debe incrementarse en las IES reflejándose a través de indicadores de impacto institucional como el número de profesores con posgrado, cuerpos académicos, investigadores del SNI, productos académicos, patentes, oferta de posgrado y programas de maestría y doctorado en el padrón nacional de posgrados de calidad (PNPC), entre otros. Para mejorar en este rubro, se podría intensificar el uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en tres acciones. Una para la habilitación tecnológica de los Investigador, otra para la mejora de la visibilidad de la producción académica en la institución y una más orientada hacia la hibridación del posgrado.

La presente propuesta descansa sobre la idea de que la producción del conocimiento ha cambiado. A mediados de los 90, Michael Gibbons reconoció dos tipos de producción del conocimiento. Refirió como modo 1 a las actividades investigativas puras tanto en teorías, recursos, personas y aplicación directa para una disciplina dada. Al modo 2 de producción de conocimiento lo describió como transdisciplinario y de aplicación más amplia. En el modo 2, los actores, escuelas de pensamiento, teorías y estrategias para la producción de conocimiento son diversas y los resultados son de impacto y distribución social más amplios. Con el extenso uso de sistemas de información, comunicación y manipulación de datos no es erróneo considerar que quizás estemos ante un nuevo modo de producción de conocimiento que las IES deben fomentar.

Para conservar como antecedentes las reflexiones de Gibbons y sugerir una dinámica rica en tecnología digital de acceso abierto, difusión rápida e impacto social ampliado que son propios de la web social, permítanme llamarle a este nuevo modelo: modo 2.0 de producción de conocimiento.

El modo 2.0 reconoce el amplio uso de las TIC para el procesamiento de datos, generación de productos y socialización de resultados. Bajo esta visión, un investigador debe ser hábil en la búsqueda de información en bases de datos especializadas; y diestro en el manejo de programas para el análisis estadístico, para la simulación y para el procesamiento de información. Además, debe recurrir a metodologías de recolección y captura digital de datos; a la elaboración de productos académicos como artículos científicos; de difusión como libros y capítulos; para la vinculación con la industria como patentes; o para la divulgación y socialización del conocimiento a través de videos, diagramas, infografías y hasta como artículos enciclopédicos, por mencionar solo algunos ejemplos.

Una habilitación tecnológica especializada para los investigadores de las IES les permitiría profundizar sus análisis, ampliar los alcances de sus investigaciones y simplificar las tareas de gestión de la investigación y de administración de referencias bibliográficas. También serviría para construir y administrar un perfil público que mejore su visibilidad en el campo. Las redes sociales profesionales como Linkedin, las académicas como Researchgate o Academia; los perfiles académicos públicos como el de Google Scholar; los sistemas para la identificación de investigadores como ORCID o el ID de Autor de Scopus son espacios para la comunicación entre investigadores y sociedad, elemento central del modo 2.0 de producción de conocimiento.

En relación con el posgrado, al hibridar el modelo educativo se incentivaría la descentralización de la oferta y el crecimiento de la matrícula, que para el caso de la UV sería de impacto positivo en las regiones, facilitando incluso el acceso de los profesores universitarios a estudios de posgrado. A través de las TIC, los estudiantes de posgrado se podrían profesionalizar en el uso de programas informáticos y de bases de datos de alta especialización. Asimismo, tendrían la posibilidad de realizar acciones de internacionalización en casa, de liberar sus tesis y resultados de investigación, a través de una serie de mecanismos de socialización de hallazgos propios del movimiento de ciencia abierta. Con esto los resultados de la investigación que deriven de los posgrados y del trabajo de los investigadores de las IES fluirían entre fronteras disciplinarias, programas educativos, recursos humanos e instituciones, proveyendo a la sociedad de técnicas avanzadas para la resolución de problemas y asuntos prioritarios para la nación.

Al hibridar la función de la investigación en las IES, la producción de conocimiento –en modo 2.0– no solamente servirá como un indicador para la consolidación de la institución, sino también para la creación social de comunidades de investigadores que se vinculen con otros gremios disciplinarios, instituciones educativas y sectores de la sociedad, factor necesario para el crecimiento local, municipal y nacional.

Doctor en Investigación Educativa. Investigador del Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior de la Universidad Veracruzana.

@armartinell